lunes, enero 23, 2012

SUEÑOS COLECTIVOS



Hoy me ha tocado despedirme de Raghi, un habitante de un mundo lejano al nuestro, tanto material como conceptualmente. Me mostró la vida en su mundo. Era tan distinta a la nuestra que sus historias afectaron gravemente mi noción de realidad. 

Estaba aún excitado y al mismo tiempo triste, al saber que lo que siempre llamé “realidad” era una de las más pobres versiones entre las múltiples realidades que existen. Ellos habitan una realidad sin límites, todo es posible allí, pensar es hacer... una sensación difícil de describir para nosotros que vivimos nuestra realidad como inamovible e independiente de nosotros. No somos conscientes de que nuestro mundo, al igual que el de ellos, es construido y moldeado por nuestros pensamientos. 

Ya que, dada mi excitación, no conseguiría conciliar el sueño, cosa cada vez más frecuente en mi, me dediqué a escribir sobre mi experiencia, así que compartiré algunas vivencias.

El pueblo de Raghi, los Mihab, vivía de modo difícil de comprender desde nuestro punto de vista. Sus vidas transcurrían en un "estado de trance" parecido a lo que nosotros llamamos el sueño REM, es decir la fase del sueño en que “soñamos con imágenes". Ese estado no es fácilmente reversible para ellos como lo es para nosotros. No pueden –ni quieren- despertar cada mañana. Por decirlo de alguna forma, es una civilización de “soñadores”La parte más importante de nuestras vidas, la vigilia, es para ellos una alteración del funcionamiento natural que es el de trance. Los Mihab necesitan de varios días, para salir del “Sattor” (sueño) y no suele ocurrir más que excepcionalmente. por ejemplo cuando algo sale mal.

Tanto su genética como su configuración ambiental están diseñados para que puedan pasar pasen la vida entera en Sattor. No son como nuestros sueños; tienen una lucidez mayor y más control que el que nosotros tenemos incluso en estado de vigilia. Esa es su realidad y en ella no hay eventos que no puedan comprender o controlar; No es su inconsciente lo que domina esos sueños sino su consciencia en su máxima expresión, una consciencia mucho más extensa que la nuestra en vigilia. Interactúan con los demás soñadores pertenecientes a su pueblo a través de los “sueños colectivos”. En estado de Sattor, se comunican, se conocen, aprenden, se unen íntimamente, tienen hijos... todo sucede y afecta directamente a la realidad física. Quiero decir, si sueñan un hijo, realmente nace una criatura conectada a ellos, no es que “lo sueñan” o lo alucinan, sin embargo no hay contacto físico directo entre ellos.

La comunicación es sin palabras. En esa forma de comunicación por pensamiento e imagen, no existe la mentira. Es lógico pues la mentira surge del hecho de que la palabra no posee una conexión forzosa con la realidad. Yo puedo nombrar las cosas con palabras erradas, describir de forma distorsionada los hechos, por eso la mentira es posible, por ser nuestra lengua una comunicación basara en descripción, y no en percepción. Pero aquí no hay descripción. Las personas ven la misma imagen y nadie puede –ni quiere- falsear eso. Falsear una percepción, mentir, sería  perder la profunda conexión que existe entre ellos y con el todo, y eso no es deseable en lo más mínimo y equivaldría a un exilio.

Las mentes forman una gigantesca red-colmena en los sueños colectivos pudiendo de esa manera compartir su saber con el resto de la especie y manejar grandes cantidades de energía. Su cultura entera está edificada y regida por esa realidad onírica en la que poseen mucha más libertad que nosotros en nuestra realidad. No necesitan mentir puesto que la mentira intenta sacar provecho de alguien o algo, y no hay ventajas que les interese sacar de los otros. La supervivencia del todo es lo que garantiza la de cada uno. Por otro lado, tienen pocos límites en su existencia. No hay opresores ni oprimidos. Cada uno sueña y se sueña, como parte de un todo sin límites.

En cuanto a su mundo material, no son muy avanzados en lo que a tecnología se refiere, pues simplemente no la necesitan. Pueden alterar la materia en sus sueños. Han evolucionado asombrosamente en su conocimiento y control de la genética y del ambiente. Viven en una especie de colmena. La característica  más sobresaliente de sus colmenas es que, con muy pocos recursos, aprovechan al máximo la energía, tanto la del ambiente, la de otras criaturas con las que se acoplan simbióticamente, y las de sus propios “Cuerpomentes” en verdad la traducción más aproximada sería: “biología-mente-energía-emoción-espíritu-conexión-forma”, y aún faltarían algunas palabras para las que no encuentro traducción.

Con el paso de las generaciones, fueron creando una alianza simbiótica con una especie vegetal a la que llaman "Hegga" (el hogar). El vegetal tiene capullos que ellos usan como habitáculos en los que desarrollan todo su ciclo vital. En el nacimiento ocurre que simultáneamente se crea el receptáculo y el individuo. Estos capullos en los que pasan la vida entera en estado de "Sattor" absorben la energía que producen al soñar y así estimulan su crecimiento. 

La simbiosis planta-humanoide es tan radical que las plantas llegan a conectarse con  los cuerpos proveyéndoles así de todos los nutrientes necesarios para la vida. El metabolismo está sumamente simplificado, la planta “Hegga” provee directamente al torrente sanguíneo los nutrientes, por lo que prácticamente no había digestión en los humanoides. Estas conexiones con las plantas les permiten el intercambio de energía a través de los sueños colectivos. Todos participan del mismo sueño, accediendo a ciudades enteras y tecnologías avanzadísimas en dichas ciudades.

Los vegetales son el “sistema nervioso” de esa civilización. Cuando vi eso pensé que quien haya sido que escribió la película “Avatar”, sabía de esta civilización. Lo más notorio es que  ellos aseguran que esas ciudades son reales, que ese plano en el que transcurren sus vidas es absolutamente real y, de hecho, se sabe que desde ese nivel ellos influencian fuertemente el plano en el que nosotros existimos. Viajan a la velocidad del pensamiento, cambian sus formas a voluntad. 

Pocos, fuera de su propia especie, pueden ver sus ciudades, y quienes logran acceder andan como sonámbulos. A los ojos de los Mihab somos una especie rudimentaria y tosca, sujeta a emociones muy básicas y violentas. Sin embargo, cuando alguien de nosotros entra por error a sus ciudades tratan de instruirlo, pues esa es la forma de protegerse, educando, enseñando, ayudando a evolucionar a otros. 

Sus remotos antepasados despertaban pocas horas cada día para buscar alimento. Con el correr del tiempo, fueron  profundizando su simbiosis con Hegga, el vegetal que los conecta a la red del cuerpomundo. Así fueron precisando cada vez menos de la vigilia y del movimiento.

Raghi cuenta que fueron creando un ambiente que les permitiera estar la vida entera en Sattor (trance), modificándose genéticamente a sí mismos y a las plantas para crear esa simbiosis que hoy les permite prescindir de despertarse. ¡Crear su propio mundo! Me pareció mágico, y cuando lo pensé de inmediato me respondió que me parece magia simplemente porque desconozco la naturaleza del “tetraedro” cuyas cuatro caras son: “forma”, “pensamiento”, “materia” y “energía”. Me explicó que el tetraedro es la mínima unidad de todas las cosas (lo que para nosotros es el átomo) y cada una de sus caras es un triangulo (la forma perfecta) y representa una de sus características. Si conoces la naturaleza del tetraedro no tienes límites, simplemente piensas y creas.

¡La reproducción sí que es algo increíble!  Cada ejemplar es por naturaleza hermafrodita, es decir que sólo hay un sexo. En los sueños colectivos pueden  conocerse y amarse con cualquiera de todos los habitantes de la comunidad-mundo. Se conocen sin que sus cuerpos dejen los capullos siempre conectados a la gigantesca “colmena-enredadera”. Cuando se aman crean una conexión energéticamente muy poderosa, que circula por la red. La energía que desprende cada uno tiene su algoritmo vital (equivalente a su codificación de ADN). Si la unión emocional es fuerte lo más posible es que haya combinación genética,  y ambos se fertilizarán mutuamente.

Sus antepasados, (Sonamuh) eran autómatas cuando buscaban alimento durante el día. Sus mentes estaban adormecidas y se comunicaban con sonidos guturales. Salían de Sattor para buscar alimento o combinar genéticas. Los sonidos que nosotros llamamos palabras según los Mihab, sólo se prestan a los malentendidos, así que los antepasados sólo se comunicaban cuando estaban en Sattor.

Si bien las diferentes culturas ya han demostrado que los sueños son una fase muy importante para la vida orgánica, sabemos que los tejidos se reparan y el cerebro  se reorganiza  en el sueño, eso sin considerar toda la sabiduría que guardan los sueños, Esta raza, por el hecho de explotar al máximo esa dimensión de la existencia, se volvían ya desde pequeños mucho más sabios y poderosos. 

Raghi, se despidió con una sonrisa increíblemente luminosa. Desperté en casa nuevamente, de regreso a mi realidad. Ahora veo todo carente de brillo, todo pesado y lento, es como una vez que conociste la percepción en tres dimensiones volver a las dos dimensiones y al blanco y negro.

Me angustia ver lo ciegos que estamos, lo desprotegidos, y limitados que somos como criaturas rudimentarias palpando en la oscuridad. Con la palabra como medio de comunicación escuchamos voces de todo tipo, algunas de seres destructivos, que nos mienten aprovechando nuestra ceguera, agravado esto por nuestra negativa a mirar con nuestros propios ojos y por nuestra ignorancia. Me embarga la enorme soledad de vivir sin conexión plena con los demás. O con conexiones tan pobres como la palabra o el contacto físico. 

Sé que no debería comparar, pero la vivencia de pensar y sentir en colmena, de contar con toda la sabiduría de tu especie a tu alcance, me dejó la certeza de que no la menor noción    de lo que es ser y sentirse una totalidad. Cada uno pelea por imponer su propio y diminuto punto de vista, Nos aferramos a nuestra insignificante opinión individual como si nuestra vida fuera en ello, como si toda sugerencia fuese una obligación de cambio. No somos capaces de pensar juntos y crear armonía. Carecemos de cohesión, de fuerza, de visión. Peleamos unos contra otros en lugar de sumar nuestras energías en una corriente única elegimos ver quién es el más fuerte, quién prevalece, y eso  nos destruye. Es por eso que la civilización que hemos creado se nos está cayendo encima, nos aplasta y nos asfixia. Cada día perdemos un poco más de nosotros mismos en ese individualismo mediocre; un camino oscuro que nos lleva a la soledad y a la desesperación. 

Me fui a dormir triste por los humanos, y también esperanzado en que hay otras formas de existir y quizás, ahora mismo, haya otros trabajando para ello. Quizás exista un propósito subyacente en el hecho de que los Mihab hayan compartido su saber con nosotros y, sin notarlo, estemos preparando todo nuestro mundo para la gran conexión del cuerpomundo al que muchos llaman Gaia.

(CONTINÚA)      IR A LA SEGUNDA PARTE