jueves, junio 01, 2017

Extrañando su mirada...


En ese preciso momento, Melisa estaba alcanzando el apogeo de su tristeza. Porque nada es más duro que perder la mirada amorosa de alguien que te importa tanto como para compartir tu vida. 

Si había algo que ella particularmente valoraba de él era la forma en que siempre se sintió amada, la forma en que sentía que la anteponía a todo. Los ojos de Pablo parecían envolverla en una especie de abrazo invisible cada vez que la miraba. Ser lo más preciado para alguien te hace sentir de que tu existencia vale mucho, porque es en los ojos de quien te ama que la propia vida cobra valor. Cuando andás por la calle y cruzás gente desconocida es como si no existieras porque es el amor lo que nos hace sentir que existimos... para Mel existir es existir para alguien. Claro que todos te dicen que tenés que amarte a vos misma no importa lo que el otro haga... pero eso es como divertirse jugando al solitario. Cuando Mel sentía el amor de Pablo, los obstáculos na no la acorralaban, las amenazas no la detenían, y la muerte misma parecía recular desapareciendo de su horizonte. 

Todo eso había terminado. Sin la menor sombra de duda; y eran prueba de ello su celular apagado cada noche y cada mañana. La ausencia de palabras cariñosas en los poquísimos mensajes que recibía cuando estaban lejos. Ya no había espacio para ella, ni al despertar ni al ir a dormir. Y sintió que, junto con eso, su vida vacilaba, como el pabilo de una vela que se aferra a la última gota de cera antes de extinguirse, Mel pensaba que Pablo era el único combustible que la mantenía brillando.


En verdad esos sentimientos de extinción siempre la acompañaron. La mirada fatalista ya había amenazado con el fin de la existencia; a veces, como destino inminente, otras veces como alternativa final para acallar los gritos de su alma oprimida. Pero nada terminaba. Pasaba ese día, comenzaba el siguiente, y como con el 21 de diciembre de 2012, el mundo no desaparecía, la vida continuaba también y la gente hacía sus compras, sacaba a sus perros a pasear, llevaba  a sus niños a la escuela, pagaba impuestos y firmaba memorandum.

Mel pensaba qué lindo sería poder volver el tiempo atrás... imaginó que el tiempo era como una vía de tren y lo único que tenía que hacer era desviarla hacia uno de los lados hasta hacer un medio círculo, y comenzaría a volver hacia atrás, y luego volver a entrar a la vía allí en el mejor momento. De pronto se dio cuenta que si fuera posible sería como la idea de Nietzche del "eterno retorno" repetir una y otra y otra vez ese tramo que quizás había sido hermoso por lo nuevo que fue todo para ella, pero cómo sería repetirlo por toda la eternidad? 

Se asomó a la ventanilla del avión. Estaban sobre las nubes, y pensó: “si ese algodón entrara a las turbinas sería un desastre…” Fue cuando le sorprendió lo que vio. 

Era la sombra del avión proyectada iba saltando de un copo de algodón a otro, la sobra se veía demasiado clara, con demasiado detalle, pero eso no era tan extraño. Lo que realmente fue increíble fue que, alrededor de la silueta mas oscura del avión, un arco iris circular… como una aura color del arco iris rodeaba su sombra… Fue entonces que la voz que a veces le susurra dijo: ¡Despierta!, hay fuerzas protegiéndote porque eres fundamental para muchos… no te agotes en una sola decepción, deja ir para poder remontarte en tu nuevo vuelo. 


Minutos después el avión iba a aterrizar y el viento lo sacudió, sentimos ese vacío que el corazón experimenta cuando la muerte pasa cerca. El piloto tuvo que volver a elevar el vuelo y describir un gran círculo que demoró diez minutos antes de poder aterrizar nuevamente… Si había dudas… nuevamente le habían mostrado que su vida estaba para mucho más que esperar que alguien que ya no la miraba volviera el tiempo atrás.