Inmediatamente después de oír de su boca
lo que su corazón hacía tiempo presentía,
contempló helada cómo, en su alma,
se derrumbaban no sólo castillos de cristal,
sino ciudades enteras…
Quiso hacer las maletas.
Recorrió la casa varias veces,
como perdida en la niebla,
iba y venía sin poder decidir
qué habría de llevar.
No habría retorno.
qué habría de llevar.
No habría retorno.
Apenas atinó a tomar entre sus manos
el pequeño cofre
que habían comprado juntos
el pequeño cofre
que habían comprado juntos
en la feria de artesanos de la montaña
donde guardaba
todas sus fantasías...
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