lunes, noviembre 09, 2009

LOS RITUALES DE MARCO


Ya era medianoche y Marco no podía despegarse del lavatorio. Su ser estaba completamente revolucionado porque se daba cuenta de que no conseguiría limpiarse los residuos del contacto con aquel hombre oscuro. Durante más de una hora había estado lavando sus manos, y usado casi una pastilla de jabón completa. Empeñado en quitar el rastro contaminante. Sin embargo, la impregnación seguía avanzando a pesar de sus esfuerzos por erradicarla. Su piel: irritada, su mente: perpleja; podía percibir el sutil y persistente proceso de inoculación. Marco maldecía ese momento y su torpeza al tocar a ese hombre; ahora no podía reparar ese daño. Lo que fuera que aquel hombre oscuro emanaba se le había adherido. El agua y jabón eran inútiles. Ya estaba en su cuerpo. Avanzando y transofrmándolo o matándolo.

Marco desconocía técnicas para traer a la memoria recuerdos de otros tiempos, y, a pesar de haber olvidado prácticamente todo acerca de sus antiguos conocimientos de magia, una parte de su ser le decía que los rituales de limpieza eran la única forma de tratar esas "máculas parasitarias". El problema era que sólo le quedaban imágenes vagas, y pobremente estructuradas de los procedimientos. 

Los rituales, todos lo saben, deben ser ejecutados a la perfección hasta el menor detalle para que surtan efecto. Pues cada movimiento  pulsa una cuerda  específica, como una caja fuerte, si pones los números en un orden diferente entonces no dará resultado.

Estaba profundamente angustiado, repetía las partes que recordaba del ritual una y otra vez, hasta que pudiera recordarlo y seguirlo correctamente. Entonces, por fin se libraría de esa contaminación. Sabía que esto le llevaría horas quizá días o incluso meses, pero era su única esperanza para limpiarse antes de que su persona cambiase y fuese aniquilado o algo pero aun, fuese controlado por otra fuerza. 

Se dedicó a la paciente tarea de probar una y otra vez con los fragmentos de rituales que conseguía recordar. Iba probando, haciendo cambios sutiles, combinando movimientos, con imágenes, y números, luz y oscuridad, agua, y otros símbolos y elementos mágicos. Lo más perturbador y angustiante era que, a pesar de que una parte de él sabía que los rituales eran la única forma de liberarse, él mismo no lo terminaba de aceptar, se sentía un poco “loco” por el hecho de tener que hacerlos una y otra vez; pero su alma sabía que esa era la única forma y lo obligaba a seguir y a perfeccionarlos. Si él mismo encontraba locura en todo eso, con más razón lo hacían otras personas, así que estaba obligado a realizarlos de forma sigilosa para que nadie se diera cuenta.

Así fue probando con lo que podía recordar con mucha dificultad, por ejemplo recordaba que existía el camino de los muertos que separaba el templo de los muertos hecho en granitos negros y grises con ornamentaciones en oro y un par de enormes estatuas a la entrada que representaban los guardianes del umbral, y, en el otro extremo, del camino de setecientos metros, el templo de la creación; hecho en mármol blanco, cuya entrada estaba flanqueada por seres alados de belleza sublime. El camino era empedrado en dos colores y muchos de los rituales que tenían lugar en ese trayecto eran para dar sosiego al alma de alguien que había muerto, y otros servían para extirpar alguna enfermedad o contaminación del cuerpo.

Para quitar enfermedades, por ejemplo, era necesario recorrer el camino de punta a punta; comenzando en el templo de los muertos y pidiendo autorización y guía a los ancestros muertos, y luego recorriendo los setecientos metros pisando sólo piedras blancas: las piedras de la vida que estaban dispuestas de forma tan irregular que pocos sabios lograban completar el ritual. Por otra parte el orden para cada enfermedad era diferente según su causa, si bien era sabido que todas las enfermedades se originan en el alma. Al tiempo de pisar las rocas era necesario repetir palabras de poder en algunos casos y en otros simplemente números. Ir contando los pasos en grupos de tres, de cinco de ocho, de trece, u otro número específico de la suceción de Fibonacci según el objetivo del ritual. Todo el mundo sabe que los números son entidades poderosas; también, y según como se los ordene, y cuantas veces se los repita, pueden lograrse efectos muy disímiles. Claro que, como todo ritual, la capacidad de inmovilizar la mente en un objetivo y permanecer aferrados a éste es lo que puede determinar el éxito o el fracaso.
Marco dedicaba mucho tiempo a perfeccionar sus rituales sin embargo siempre le faltaba alguna pieza, siempre sentía, al igual que muchos de sus pares dispersos en todo el planeta, el inminente peligro sea de una contaminación o de castigos para el o sus personas queridas; u otras cuestiones que podían afectar sus destinos. El sabía bien que las fuerzas que nos rodean no son sencillas de descifrar y que no se puede vivir ignorándolas porque es como jugarse la vida. Marco nunca dejaba de intentar recordar los verdaderos contenidos de los rituales de protección, de sanación y de limpieza. Sin darse cuenta su alma se fue transformando en un alma exploradora, en un alma buscadora de respuestas, que trabajaba incansable para descifrar los intrincados procedimientos mágicos que había olvidado y que necesitaba recordar para ser libre.

Así es como sucede, cuando eres ignorante, eres libre. No conocer es no padecer. Tienes una vida común, te ocupas del horario de tu trabajo, de tu ropa limpia, de tu casa, y te mueres. Listo. Si esos viejos conocimientos no se hubieran escabullido en un rincón de su mente inmortal, hoy Marco seria libre. No sabría que se contaminó, no sabrìa que esas máculas estan corriendo hasta lo profundo de su cuerpo, que llegarán a algún órgano vital y desencadenarán alguna enfermedad, o bien cambiarán sus pensamientos por ideas terroríficas, o lograrán que se aparte de las personas que ama y quizás perecerá sin siquiera darse cuenta de lo que había sucedido. Pero tuvo la desgracia de saber y no podía ignorarlo, y ahora tiene que defenderse.

Como era de esperar con el paso del tiempo y con los intentos su espíritu fue madurando y empezó a desarrollar una gran intuición, la cual, lejos de acercarlo a la libertad, lo acercó a nuevas formas de sufrimiento. Su angustia crecía pues era capaz de percibir la distancia entre las palabras y los hechos; se daba cabal cuenta de cómo las personas eran hipócritas, y cómo nadie se interesaba por sus semejantes, y esto le afectaba mucho. Las mentiras sobre todo. A raiz de estas percepciones su carácter, irritable de por sí, se fue profundizando por esta causa, y se empezó a volver una persona defendida y hostil.

Marco no sabía lo muy cerca que había llegado en la reconstrucción de su memoria. Se sentía sumamente vulnerable pero lo cierto es que su energía ya sabía fluir y conseguía remediar muchos de los males a los que otrora sucumbía confuso entre conductas fragmentarias que acababan siendo bizarras alos ojos de otros. Su mente ya no era como la de sus semejantes: adormilada e insensible, su mente podía percibir las sutiles variaciones en la trama metafísica que todo lo conecta, y en consecuencia tomar alguna acción que fuera necesaria. El problema que esto entrañaba era que, cuando la mayor parte de la gente ni siquiera se enteraba del mundo en que vivía, el lo sentía al punto de ver imágenes colándose en sus sueños o en sus ensoñaciones diurnas, captar las amenazas sutiles, los ataques de otros planos y agotarse a veces por no poder juntar todas las piezas para construir su armadura, y poder defenderse.

El muchacho fue descubriendo que estaban también los rituales no específicos que podían demorar o reducir los efectos de las contaminaciones y de las energías oscuras. Estos eran rituales simples; basados, en general, en el poder de los números, por ejemplo: prender y apagar la luz, abrir y cerrar llaves,  o puertas, un número determinado de veces, etc. Simplemente, en términos mágicos, lo que actualmente es el principio mecánico de las combinaciones de las cajas fuertes. Si, claro que sí, cada numero abre un canal y conecta a una energía, luego sólo hay que dirigirla y combinarla de manera adecuada y cualquier cosa puede ser hecha o deshecha. Así de simple, así de complicado porque cada cosa tiene una combinación única de números, de tiempos y de elementos... y a veces puede llevar días o meses a un mago experimentado deshacer una acción hecha por otro. 

Pero había otro recurso. Un método más efectivo reservado a unos pocos: el doblegar el flujo del tiempo. Ciertamente era privilegio de unos pocos pues actuar sobre un tiempo pasado, pues sabemos sobre el "efecto mariposa" y esto puede traer consecuencias catastróficas como por ejemplo que una familia entera desaparezca. Sin embargo, a pesar de todo esa era la mejor forma de deshacer un daño: regresar en el tiempo hasta el momento en que el ataque fue hecho y persuadir a su atacante para que no lo haga. Este proceso solo se podía ejecutar con el permiso de los señores del tiempo; una raza de seres evolucionados, matemáticos expertos que podían medir las consecuencias de cada movimiento sobre el todo, que podían detectar paradojas y evitarlas evitando así cataclismos. Ellos no dan fácilmente el permiso para actuar, solo a unos pocos elegidos que sienten la trama metafísica y de ella toman  el saber que los guía para no desgarrarla  con un acto catastrófico. Es por eso que la mayoría iba por el camino tedioso de hallar la combinación de ese acto para deshacerlo para “abrirlo” imagina lo siguiente, es como emparchar un tejido, que se rompió en un punto, y la otra forma es deshacerlo y tejerlo nuevamente.

Luego, claro, estaban los recursos menores que no curaban pero demoraban los efectos de cualquier contaminación. Por ejemplo el uso de aguas especiales, baños en sitios específicos, a veces palabras repetidas o toques, sustancias aromáticas, etc.. Siempre  era fundamental que estas acciones fueran acompañadas por las imágenes mentales adecuadas que conectan estos movimientos con la trama del universo. Así conseguían, si bien no detener completamente el avance de los males, disminuirlo tanto que podíamos vivir una vida entera sin sentirnos afectados.

Marco está muy cerca de recordarse a si mismo. Quizás no lo sabe pero llegará el día en que encontraría su primera combinación y ésta lo liberará para siempre de sus tormentos. Sólo entonces su memoria será restituida y en consecuencia su poder. 

Eso lo dejará solo con su saber, pero, al menos estará a salvo y comenzará a ser aquello que es y a hacer aquello para lo que vino a este mundo.

Hasta entonces mi deseo a Marco y a todos los visionarios como él,  es que no dejen de intentarlo, que no dejen de confiar en que dentro de uds. se encuentra una llave que, sólo si persisten, abrirán un sinnúmero  de puertas para uds.  y para muchos más.