viernes, diciembre 22, 2006

DICIEMBRE OXIDADO

Los goznes de un diciembre oxidado crujen…
Diciembre se arrastra como un gusano en la arena.
Es un diciembre extraño, pero al fin es sólo uno más de una pila enorme. Nada memorable en este diciembre a pesar de lo mucho que cabe en todo un año. Fui tío y me preocupa que los nacimientos ya no me impacten, que las muertes tampoco lo hagan, pero mi cuerpo no opina igual.
Para mí, el año fue exitoso y agotador… no estoy en paz, extraño no sé que caricias, pero algo de eso me falta. Desconozco la razón por la que hace tiempo ya que una serena melancolía me visita a diario, será que este año me he convertido en el mayor de los leones de la familia, luego de la muerte de mi abuelo y de mi padre. Se fueron y es definitivo.

Se suelta diciembre, lo veo tambalearse y ya está a punto de caerse. Las personas se miran cansadas y escucho una y otra vez la cantinela de “por fin termina este año” como si un mero cambio numérico convencional fuese a cambiar algo en nuestras vidas.

En fin, todos acariciamos nuestros propios sueños, todos descargamos nuestra frustración contra un 2006 gris, pegajoso, lóbrego. Recitamos quejas gastadas, rayadas como los discos de vinilo, ¿será esta mezcla de sangre inmigrante que nunca encuentra la forma de volver a casa? Como quiera que sea 2006 pende de un hilo delgado. Cuando tenía 16 años recuerdo que pensaba que después del 2000 iba a ser todo moderno…

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