Ya son siete los varones, y no consigo engendrar otra cosa que versos hombres.
Son mis clones, mis células partidas; sentimiento cristalizado en fragmentos; palabra soñada, siempre sin sonido; esperma clara jamás vertida.
Son XY, igual que yo, porque uno no puede hacer otra cosa que repetirse a sí mismo si no se combina con alguien más.
Este es mi séptimo hijo macho y, si la leyenda es cierta, cuando llegue la luna llena, (atención: sólo si antes se enamora) conocerá la condena de ser bestia...
Y quizá, sólo quizá, —ojalá así sea— si al fin él se enamora, y se transforma, me deje en paz el animal que habita en mí desde hace tantos años.
2 comentarios:
Guille, me encantan tus posteos, hacelos con mayor frecuencia... :)
Un abrazo.
gracias Eze!!
Unabrazozozote
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