Un rayo azotó mi cabeza
quemó mis
memorias.
Miro el reloj y me doy cuenta
de que se ha
escurrido un año.
Es increíble
cómo tus detalles
se van decolorando,
y el dolor
junto con ellos.
Nos hemos
marcado profundamente.
No fue azar,
no fue un “cruce de caminos”
Fue una embestida de lleno a toda velocidad.
Tan potente fue el impacto
que algo de cada uno se incrustó en el otro.
que algo de cada uno se incrustó en el otro.
El calendario me
despabila: ¡ya pasó un año!
En este año
no madrugué para cuidarte
no me
desvelé pensándote
apenas si lloré unas pocas veces
recostado en tu ausencia.
apenas si lloré unas pocas veces
recostado en tu ausencia.
La entropía
conquista mi cabeza,
avanza
tiernamente;
mientras me visita una calma fresca,
casi diría: fría.
¡Cuán silenciosa es la labor de la entropía!
que sin darnos cuenta nos desliza
hacia un sueño
que ya no suspira.
hacia un sueño
que ya no suspira.
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