La vida en "piloto automático"
una sola escena va y regresa...
y tiende la mesa.
El invierno helado se cuela
me torna frágil y ausente.
Vacíos se derrumban y caen
dentro de nuevos vacíos cada vez mayores.
Y, para mitigarlo todo
la sonrisa prestada
de un amigo que lucha por no llorar,
y cuyo apoyo consiste
en palmear fuerte mi espalda
mientras repite monótono (como la película)
vamos, ¡arriba ese ánimo!
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