domingo, mayo 04, 2008

HAY ANGELES CAMUFLADOS EN LOS ANTROS

Mis pasos no encontraban suelo firme,
Presencias patéticas se arremolinaban
como gusanos en torno a la carne podrida
disparaban miradas lascivas
Todo era extraño.
Obstinado te busqué sabiendo que no estarías,
obviamente no te encontré.
Busqué un mensaje en mi celular,
tampoco llegó.

Sonrisas como muecas pintadas con brocha,
alcohol, cigarro, aliento denso, sofoco,
el oxígeno impregnado de estiércol
el mundo se revolcaba y volvía a aparecer
Obsceno y feroz

Manos extrañas eran filosas cuchillas
me desgarraron y sangró mi tranquilidad
(y tu mensaje que no llegaba)
mis piernas apenas me sostenían,
no pude sujetarme más y, exhausto,
caí en la peor de las pesadillas: la vida sin vos.

Luego desperté.
Unos ojos transparentes velaban por mí,
descubrí que hay ángeles camuflados
en la oscuridad, disimulan su misión de rescatarnos.

Sus ojos claros, y atentos se humedecieron
quizás porque todos saben
que el llanto de los ángeles sana
las heridas más profundas, claro que a un costo alto...
y fue más lejos aún:
me abrazó tan fuerte que consiguió detener mi caída.

En un recodo pequeño me sostuvo entre sus brazos.
No pidió nada, no dijo nada...
Se resbaló la noche entera,
pasó la marejada, el humo, el hedor, la nada...
y él sólo se avocó a acunar mi alma.

Antes de que pueda parpadear desapareció de repente
entre las luces, apenas unos segundos antes
de que tu mensaje finalmente llegara,
ya era tarde.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Guille,

hace tiempo que no me llegaba un relato profundamente, gracias

Rene